Construimos casas para guarecernos de las inclemencias del tiempo. Una casa proporciona descanso, seguridad, esparcimiento.
Es un espacio seguro el hogar, sea del color y el tamaño
que sea.
Cuando sentimos una amenaza, pensamos en llegar a casa, añoramos
el ansiado momento de encontrarnos en la comodidad de la casa.
Hay un espacio personal. Sin ser conscientes de ello,
tenemos un lugar preferido, puede ser un pasillo, un jardín, la sala, el
comedor, la cama, un sitio dónde se puede encontrar la conexión consigo mismo y
con el entorno.
Ahora un ideal para cualquiera es estar a la sombra de una
palmera, en una hamaca, con un coco en la mano, mientras el sonido del viento
le acaricia o le despeina, a todos nos gusta esa paz.
Debido a la vida acelerada a la que nos ha conducido la
modernidad, ya nadie tiene espacios de paz. Con la aparición de la vida digital
la sociedad tampoco se permite estar aburrida, cliqueamos con obsesión algo que
nos libere del encierro de la ansiedad, la paciencia se ha esfumado y el
aburrimiento está por jubilarse.
Dedicamos varios minutos e incluso horas durante el día a asomarnos
virtualmente a la vida de otros, a los temas supuestamente divertidos, que nos
alivie del aburrimiento, pero que en opinión de científicos sociales, el
aburrimiento siempre ha sido generador de curiosidad, y la curiosidad a su vez,
detonante de descubrimientos, innovaciones e inventos sorprendentes.
La capacidad de asombro nos ha rebasado, hemos visto o
escuchado todo tipo de situaciones dramáticas. Nos hemos convertido en sujetos
adictos a las emociones, y cuando esas emociones generadas por la adicción a la
vida digital, dejan de estar sufrimos, porque ya no sabemos qué hacer con tanta
realidad.
Demasiada realidad es un peso insoportable para cualquiera.
Por fortuna existe la literatura.
La literatura nos conduce apaciblemente a la paz, o intensas
emociones, siempre desde un lugar seguro, la ficción.
¿Cómo llegar a la literatura?, ¿Cómo refugiarse en ella?.
*Buena pregunta… ¿eh?. Pequeño conflicto en el que me he
metido reflexionando estas preguntas.*
Si la realidad te parece de un peso insoportable, está la
literatura para resistir.
Si nos sentimos discriminados por la élite, está la
literatura para consolarnos.
Si nos aburrimos, está la literatura para reinventarnos.
Si nunca descansamos, está la literatura como terapia.
Si nosotros mismos no nos toleramos, está la literatura
para respetarnos.
Si, del alma parece que enfermamos, está la literatura para
refugiarnos.
Si del mundo estamos extraviados, está la literatura,
siempre está la literatura.
Y ¿Cómo llegar a la literatura.
Como se llega a disfrutar de la belleza de un atardecer, como
aspirar brisa fresca, como bañarse en aguas cristalinas, cómo estar bajo la
palmera de cocos en una hamaca, se llega llegando.
Los animo y les convoco a apagar de vez en cuando la vida
digital, y encender la literatura.
Encender el hábito de leer, es conocer a un amigo silencioso
y amable.
Un placer embriagador que no marea.
Un amor que no es tóxico…intenso y alegre todo el tiempo.
Una casa segura, pero con las puertas abiertas.
Salud!.
#EsdrasCamacho